miércoles, 21 de enero de 2009

MAMA PAPA SOY LESBIANA

Salir del 'closet'

Ellos salen del armario, nosotras del 'closet'

En esta sociedad todo el mundo es heterosexual hasta que se demuestre lo contrario. Por ello, salir del armario se convierte en una obligación cuando se quiere vivir la sexualidad libremente. ¿El proceso? Complicado. ¿El resultado? Muy satisfactorio.

Desde que nacemos, se nos adjudica de forma intrínseca a nuestro sexo el rol de ‘hetero’. Con los años, las preguntas ¿tienes novio? o ¿para cuándo la boda?, se hacen más frecuentes. Entonces es cuando te das cuenta de que es hora de que la gente se entere de que sí, que tienes pareja…, pero que es de tu mismo sexo.
Un proceso difícil, dividido en tres fases fundamentales: aceptación de uno mismo, comunicado a la familia y salir de la clandestinidad para el resto de la sociedad.

Para entender más lo que conlleva definirse como homosexual, hablamos con Nerea, una camarera de 27 años que nos cuenta su experiencia hasta que declaró abiertamente su condición de lesbiana. ‘Porque es mejor salir del closet que oler eternamente a naftalina’.




Bajo la máscara de la bisexualidad
Cuando estaba creciendo me sentía diferente a mis amigas. Se volvían locas por sentarse con Adrián, según ellas el más guapo de la clase. Pero yo sólo veía en él a un compañero de juegos.

Cuando desperté a la sexualidad me di cuenta de que me sentía más atraída por las chicas de voleybol que por los chicos del equipo de fútbol. Aún así salía con ellos, porque era lo ‘normal’. No fue hasta el viaje de fin de curso cuando tuve mi primera relación íntima con una mujer, y aunque disfruté más de lo que lo había hecho hasta con el que entonces era mi ‘noviete’, lo achaqué a una experiencia más, una etapa de la vida que con el tiempo se olvidaría.

Me equivoqué. A partir de aquí comencé a moverme por ambientes en los que las caricias entre chicas eran habituales. Entonces decidí colgarme la etiqueta de ‘bisexual’, una forma de seguir ligada a la heterosexualidad.

Sin embargo, era mucho más agotador llevar una doble vida que declararse abiertamente lesbiana, fingiendo sentimientos por el género masculino que no existían. De ahí el tomar la decisión de abrir las puertas de una vez para siempre. ¿La sensación? De caída libre. Era como si al pasar al lado oscuro ya no hubiera punto de retorno. Pero, ¿es que alguien escoge ser homosexual?, ¿puede alguien decidir con qué ojos va a nacer o qué físico va a tener? Pues lo mismo ocurre con la sexualidad. Sólo hay que decidir cómo vas a vivir tu vida. ¿Salimos o nos quedamos eternamente en el armario? Yo decidí salir del closet, que es más glamouroso. Así que el siguiente paso era contárselo a la familia.


'Mamá, papá... soy lesbiana'
‘Shock’, esa es la palabra que define la primera reacción de mis padres ante la noticia de mi homosexualidad. Pero el tiempo fue normalizando la situación. Todo gracias al apoyo de mi hermana, que me ayudó a hacer que mi familia comprendiera mis sentimientos y por lo que yo estaba pasando. Por eso siempre aconsejo a todas aquellas que hayan decidido comunicar su orientación sexual, que se busquen un aliado que actúe de interlocutor.

Después del primer impacto, vino la preocupación. Ciertamente hoy en día, aunque la situación esté normalizada, es más difícil ser gay que hetero. Salirte de los moldes establecidos para determinada parte de la sociedad es algo imperdonable. Y estas reacciones homófonas eran las que temían mis padres. Sobre todo en lo que respecta a mi trabajo, amigos o al resto de la familia.




Salid de la clandestinidad
El comunicárselo a tu familia te abre las puertas a abrirte al resto de la comunidad.

Generalmente tus amigos y gente más cercana se enteran antes que los padres, pues sueles buscar el apoyo externo por temor a la reacción de los tuyos. El destape a la comunidad gay es fundamental para asumir la propia condición, ya que compartir experiencias y situaciones te abren los ojos a la hora de enfrentarte a situaciones de posibles discriminaciones sociales. Incluso te otorga la fuerza de poder aceptar con normalidad tu condición de homosexual. El poder decir sin temor, ni pudor: soy lesbiana. Pero esto no supone tener que frecuentar obligatoriamente sitios de ambiente gay. Es cierto que a la hora de ligar nos podemos ahorrar la frase: ¿tú entiendes? Pero nunca me han gustado los guetos, y por eso prefiero no restringir mis salidas a este tipo de bares o discotecas. De hecho a mi pareja la conocí en el pueblo de una amiga mía.

Sin embargo, los problemas suelen aparecer en el entorno laboral, aunque no para mí, ya que trabajo como camarera en la noche y este tema está totalmente aceptado. Pero para muchas amigas mías, entre ellas mi pareja, esto ha sido un hándicap a la hora de decidir no ocultar su verdadera orientación sexual.

En mi caso las situaciones desagradables vinieron por ciertos lazos familiares. Situación que a mí me resultaría totalmente indiferente si no fuera porque también ha afectado a mis padres. No todos tenemos una mente abierta y liberal. La educación de antaño no es igual que la de ahora, aunque valores como el respeto siempre han sido inculcados a lo largo de toda la historia. Y es lo que nosotros pedimos. Ni siquiera necesitamos que nos comprendan, únicamente que nos respeten, y, sobre todo, respeten a los nuestros. Tolerancia ante diferentes formas de vivir.


Contactar con la comunidad gay te ayudará a sumir tu condición y a sentirte respaldada
¡No me caso!
No comparto la idea del matrimonio. Llevamos ya cuatro años juntas, y sé que es la mujer con la que quiero compartir mi vida. Pero no creo en un papel que nos tenga que confirmar lo que ya sabemos: que nos queremos.

Pero sí que creo en la libertad de poder elegir. Y gracias a la nueva ley, España se convierte en el tercer país europeo donde los matrimonios entre homosexuales son un hecho. Además, con el tiempo, y hasta que a las pareja de hecho no se les concedan los mismos derechos, posiblemente tenga que pasar por el juzgado. No por convicción, sino para que tanto mi pareja como yo podamos acogernos a ciertos derechos en ámbitos como la pensión, la herencia y la adopción.

Con lo que respecta a la descendencia, tanto mi pareja como yo queremos vivir la experiencia de la maternidad. En principio nos plantearemos la inseminación, aunque, si todo va bien en un futuro, y nuestra economía nos lo permite, no descartamos la adopción.

Que nadie se lleve las manos a la cabeza. Parejas homosexuales han formado su propia familia mucho antes de que la ley se aprobara. La adopción o la inseminación se ha realizado de forma encubierta, bajo la figura del soltero o soltera. Y en ningún caso estos niños han tenido problemas diferentes al resto. Son niños sanos mentalmente, como los criados por padres heterosexuales. Al fin y al cabo es una cuestión de amor y apoyo, y estos sentimientos no conocen de sexo.

Organizaciones
FELGT. Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales
Incluye organizaciones territoriales como ALEGA (Cantabria); ALEGAVA (Valladolid); ALTIHAY (Fuerteventura); ARCADIA (Cádiz); ARCO IRIS (Baleares); BEN AMICS (Baleares); BOLOBOLO (Toledo); COGAM (Madrid). C/ Infantas, 40. 1º derecha. Madrid 28004. 902 28 06 69 / info@felgt.org
Gais Positius
Carrer Finlàndia 45, 2n. pis, 08014 (Barcelona). 932 980 642 / gaispositius@gaispositius.org
Fundación Triángulo Delegaciones en Madrid (C/ Eloy Gonzalo, 25, 1º ext. 28010 (Madrid); 91 593 05 40 / correo@fundaciontriangulo.es); Valladolid (C/ Mantería nº 31 2º derecha, 47004 (Valladolid); 983 395 494 / valladolid@fundaciontriangulo.es ); Badajoz (C/ Arco-agüero, 20, 1º B. 06002 (Badajoz); 656 54 05 16 / extremadura@fundaciontriangulo.es); Valencia (c/ Comedias, 17, 1º F. 46003 (Valencia) valencia@fundaciontriangulo.es; Albacete (699 74 03 37 / FTAlbacete@yahoo.es).

1 comentario:

  1. Identificación total con esta entrada... lástiam que algunas nos nos tengamos que quedar en el camino por el temor al rechazo de la familia que al final es lo único que realmente nos importa... saludos

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